El reproche infame

Ella no debió salir sola.

No debió creer en las palabras
lejos del acento de su casa.

Ella no debió sonreír en la noche.
Ni crecer de luna, libre ni dichosa.

No debieron sus pies
invocar el ángel de la cadencia,
ni alimentar los vencejos de la danza.

Ella no debió provocar colibríes ni mirlos,
levantar a su paso bandadas de aroma
o dar a sus manos trabajos de mariposa.

No debió dilatar la pupila del asedio
ni exponer su vida a la emboscada.

Ella no debió creer en la fuerza
de su derecho a andar sin miedo.

Ella no debió confiar en hombre alguno.

Ella no debió morir por eso.
Posted on 16:12 by Camino a Gaia and filed under | 3 Comments »