Pero A Ellos… ¡A Ellos Ni Te Acerques…! (Un poema de Noe Domínguez)
No utilices el terror de
su mirada
para acallar con él la
desesperación
si alguna vez claman a
gritos
esas garras que una
madre
guarda dentro de su
vientre.
Ellos son carne de mi
carne
aunque sólo sean para ti
sangre de tu lujuria
y fruto de tu
desenfreno.
¡Déjalos,
a ellos, ni te acerques!
Hunde en mí tus
aguijones,
que a fuerza de tanto
veneno
clavado a fuego en mi
inocencia,
se han vuelto inmunes a
tu furia
las lágrimas de mi
desaliento.
¡Pero a ellos…
a ellos, ni te acerques!
Pues no hay ponzoña que
marchite
el amor que siento
dentro
al calor de sus
sonrisas.