Templos Profanados (Un poema de Arturo Borra)
Cuando tu respiración se aplaque –recuerda:
no te salvarás de mi silencio ahogado de rabia
hasta el final:
seguiré siendo la puta que no te deseaba.
Y aunque no pueda hablar peor sería
callar esta herida que desgarra mis amores
desde antes de nacer.
Rebusca las respuestas
que tenías antes de profanarme: nada
me obliga ahora
a defender mis labios.
No sé ya de juramentos pero juro:
no te rescatará ni el sueño –recuerda: no habrá
descanso para tu desmesura. Ni esta furia
que estalla sobre mí calmará tu sed.
También tendrás tu instante de espanto
y la estampida de Dios te cubrirá
de polvo.
¿Cómo callar este incendio que asesina los últimos vestigios
de mi añoranza?
¿Qué bálsamo lava el sudor que congela mis senos?
Recuerda –una vez más-: no hay amnesia
para disipar estas ganas de morir y llevarte
conmigo.
De Figuras de la asfixia, Arturo Borra.