sábado, 20 de noviembre de 2010

HOY...

Hoy, paseando despacio por la calle, sin rumbo fijo, fui mirando las caras de mujeres que como yo, andaban de acá para allá, despacio, deprisa, con la mirada perdida en el camino o, en ninguna parte. Mujeres, que como yo, llevan en su cabeza mil tareas pendientes, mil obligaciones, mil cosas en las que pensar y, he visto caras que llevaban también, mil ataduras, cuerdas en las manos y en los pies, he visto pinturas que enmascaran un sopapo, una bronca, un destino que no tiene fin; esas caras del miedo, esas ojeras de no dormir, de no dejar de darle vueltas a esta suerte que persigue, en la casa o en el trabajo, o en cualquier lado, la suerte de la que no sabe escapar, de la que no puede darle la cara a la vida, porque no es suya.
No hay palabras para contar lo que se ve en los ojos de los demás, no hay palabras para expresar la rabia y la indignación, cuando cada día una mujer es maltratada o muerta por un hombre.
Hoy, solo una espalda y cada cual que medite o piense como quiera.
Charo Acera.

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