Los hombres no debemos considerar este horror como un problema de las mujeres. Todos debemos implicarnos, denunciando, dando la cara,apoyando. Ellas solas no pueden.
lunes, 27 de julio de 2009
NO SERÁ
No será suficiente la ternura.
(Porque el golpe dejó su piel impermeable)
No será decisiva la palabra.
(El grito aún vive en su escucha)
No será el olvido un puente.
(Habría que caminar y ella, no sabe)
No será necesaria la próxima aurora.
(La noche se acomodó sobre los párpados)
No será evitable la crisis del revólver.
(Aquellas manos la dejaron vacía)
No será.
(Ya lo fue todo)
No será.
(Jamás tuvo un plan “b”)
No será la última.
(Porque el golpe, el grito, el olvido,
el laberinto, la noche, aquellas manos,
supieron trabajar la carne que menos sangra)
Julio Obeso González
Mi querido amigo, hundes tus palabras en ese cruel y real laberinto del golpe, y que soledad la que se siente ante la impotencia.
ResponderEliminarAntonio.
Gracias por este relato. COmo dice Antonio, la impotencia que nace de la soledad agujerea toda esperanza de ver un mañana en que se acabe ese infierno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Julio:
ResponderEliminarPero esa ternura, esa palabra, pueden ser tablas de un puente
si uno no se rinde al olvido
si uno desarma a los homicidas
con una legislación educativa y
una educación humanizadora que
asuma como prioridad los lazos
fraternos, la ayuda mutua, las
sinergías de la compasión y la
generosidad, el juego de convivir.
Un abrazo grande
Tu Víktor
Aquellas manos malditas para siempre, aquellas manos.....
ResponderEliminarGracias, Julio.
¡Qué palabras tan acertadas, Julio! Se palpa el dolor, el desánimo, el pensamiento de que ya nada es posible porque el destino ha elegido por ella su camino, un camino que emprendió un día cubierta por el engaño pero por el que se siente, y se sentirá siempre culpable. ¡Hay que acabar con esto! Este blog me parece genial, todo lo que se haga es necesario.
ResponderEliminarBesos,
Elia
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