Cala hasta el fondo del árbol
hasta donde los gorriones hacen nido
allí
la mano rastrera del monstruo
escarba con su aguijón de bilis
y se retuerce
contra su retorcido corazón de escamas purulentas
ELLA
PUEDE RETORNAR DE LA SANGRE MANCILLADA
el monstruo
jamás saldrá indemne de su laberinto.
Ojalá tus deseos se hagan realidad y entre todos acabemos con el monstruo maldito.
ResponderEliminarUn abrazo
Esmeralda
Estimada Mónica, hermoso e impactante poema.
ResponderEliminarSaludos, Antonio.
Toda la esperanza y toda la crueldad se abrazan en tus versos
ResponderEliminarcon fuerza, con niebla y luz a un tiempo.
El daño es un hábil francotirador pero la sangre es más elocuente. Los monstruos no salen a la luz del día. Su labor de ogros se practica entre paredes, en lo oscuro de la cueva. Cultivan plantas de interior que el horror riega; pálidas flores son sus trofeos.
ResponderEliminar¡Adelante, Mónica, contigo estamos!
Besos (a los dos)
Julio