sábado, 23 de noviembre de 2013

Lo invisible

Lo invisible cuesta creerlo, pero no es el caso. Hay huellas, colores que no deberían estar ahí, no en ese rostro. Hay gafas de sol cuando es invierno y llueve, escaleras que se hacen resbalo al caer la noche y pañuelos al cuello que no cubren la garganta. Hay labios como capullos que despiden el vuelo de la crisálida; deshilachados, inservibles para alzar una palabra de adiós. Hay puertas que al cerrarse quisieran tener rodillas, porque creen en dios y necesitan orar que el alcohol de hoy sea de sueño, adentro. Hay madrugadas que los periódicos no quieren contar. 
Bis veo: ¿qué ves tú?