dedicado especialmente a las mujeres que me visitan..
imágenes tomadas
de la red..
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MARIELENA
Como alma en pena, agobiada por negros pensamientos, Marielena se dirigió esa mañana a su trabajo. Aparentemente era un día como otro, pero en su fuero interno, ella sabía perfectamente que había algo distinto.
¿Cuántos años llevaba con Antonio?, hubiera querido perder la cuenta, pero le era imposible. Comenzó su noviazgo apenas una chiquilla de 15 años, y a los veinte, él con 24, se casaron desoyendo los consejos paternos, especialmente los de su madre que siempre le decía...ese tipo no me agrada…
La mamá le insistía que terminara su carrera antes de adquirir semejante compromiso…mira que tal vez te quedes sola… ¿y que vas a hacer luego? Pero claro, se recriminaba ella, ¿Cuándo hacemos caso si estamos enamoradas? Recordaba haber pensado que si no le daba el si, se iría con otra, lo cual era algo que en aquéllos tiempos se le hacía inconcebible.
Ya desde el noviazgo Antonio se mostraba reacio a ciertas cosas, que si la falda está corta, que para que te pintas tanto, que si las amigas…¿y de los amigos?..¡Ni hablar! Ella realmente no le hacía demasiado caso, y él trataba de disimular su enojo...Alguna amiga llegó a decirle… ¡ya vas a ver cuando te cases! Ese hombre es muy posesivo…ella solo sonreía, diciendo...¡no es para tanto!
Su primera gran batalla la libró cuando después de tener a su hijo, hoy de 10 años, ella dispuso que quisiera terminar sus estudios de contaduría. Antonio se negó rotundamente…Marielena insistió, bajo el pretexto de que solo le quedaba poco mas de un año para titularse y que…como está la situación, sería lógico que yo te apoyara con los gastos y mi profesión me puede dar un buen salario...es mas, hasta puedo trabajar desde casa llevando contabilidades…Esto al parecer fue lo que lo convenció para “otorgarle el permiso”.
Se embarazó de su hija, que justamente acaba de cumplir 7 años, y ya con más compromisos Marielena le sugirió a su marido la necesidad de que ella buscara un trabajo realmente lucrativo…Mi mamá me cuida la niña y se encarga de recoger al niño en la escuela y atenderlos hasta que yo llegue. A duras penas Antonio aceptó, seguramente debido a que su sueldo ya no daba para mucho. Sin embargo, los problemas no tardaron en comenzar. Jamás podía quedarse a una fiesta de oficina, asistir al cumpleaños de alguna compañera, o salir a comidas de la empresa. Se había cansado de inventarse excusas que por supuesto nadie le creía.
Como suele suceder en estos casos, según ella iba adquiriendo más responsabilidades en su trabajo, y siendo una mujer inteligente y competente, comenzaron a llegarle promociones, acompañadas de jugosos bonos, por lo que se mantenía mas ocupada, obligándola además a ciertos compromisos, pues en varias ocasiones era requerida para representar a la empresa. Esto, en vez de enorgullecer a Antonio, lo mantenía de permanente mal humor, máxime cuando supo, a pesar de que ella trató de ocultarlo, que ganaba mas que él.
Marielena se confesaba cansada…preguntándose con frecuencia ¿pero yo aun quiero a este hombre? Sin embargo sus problemas, aunque eran más que notorios, pues es poco lo que podemos disimular especialmente con las personas que nos aman o que tenemos cercanas, ella los guardaba para si.
Las cosas habían llegado a su punto máximo el pasado viernes, cuando a eso de las 7 de la tarde habiendo salido del trabajo, se fue a la cafetería de la esquina con su mejor amiga Alicia, y el novio de esta…Mientras la amiga fue al tocador, se quedó conversando con el joven animadamente. De pronto vio aparecer a Antonio quien decididamente se acercó, y tomándola por el brazo le dijo… ¡nos vamos!, justo en ese momento llegaba a la mesa Alicia que miraba estupefacta… ¿pero te vas? ¿Por qué no se quedan un rato? Ella apenas alcanzó a balbucear una excusa, mientras era prácticamente arrastrada hacia la salida.
Antonio obcecado por los celos y la rabia, la empujó dentro del coche, y apenas ella se había sentado, le propinó una fuerte bofetada. Marielena se quedó petrificada por apenas unos segundos, pues era la primera vez que su marido le levantaba la mano…e iba a ser la única.
Durante el trayecto no pronunció una sola palabra. Notaba que Antonio se había ido calmando y apenas descendieron del vehículo y entraron a la casa, ya con sus hijos, el quiso comenzar a hablar, pronunciando un lastimero discúlpame, por favor…
Marielena, sin responderle absolutamente nada, subió, acostó a los niños y bajó. Se sentó en la sala y mirándolo fijamente a los ojos, con un distanciamiento y frialdad que lo asombraron, señalándole el golpe que ya comenzaba a mostrarse, justamente cuando el quería comenzar a disculparse nuevamente, le dijo: Si vuelves a levantarme la mano alguna otra vez, sencillamente te mato… te enveneno si es necesario…Tu vas a la tumba, yo a la cárcel y nuestros hijos a un centro del gobierno, pues mi madre ya está mayor y tu familia jamás se ha preocupado por ellos. No quiero convivir contigo ni un día más.
Mañana en la mañana iré directamente a ver a un abogado para solicitar el divorcio, después de que haya puesto la denuncia por maltrato. Verás lo que haces, pero te quiero fuera de esta casa…o si lo prefieres, yo me voy con mis hijos…Levantándose, se dirigió a su habitación, cerrando la puerta por dentro.
Por eso, esa mañana Marielena se dirigía a su trabajo agobiada por negros pensamientos... pero aún sabiéndose responsable por haber permitido que las cosas llegaran a ese punto, sentía un enorme orgullo de si misma, y unos aires de libertad que le susurraban mejores tiempos…