jueves, 10 de septiembre de 2009

A pedradas- Poema de Viktor Gómez


XLVIII

A Sefa bernat



A pedradas, a pedradas.



Ella grita, grita. Y nos crecemos.

La horda sabe lo que hay que hacer.



A pedradas, a pedradas.

Arrinconada. A pedradas.

A pedradas, cae. A pedradas.

Y se arruga, moribunda.



A partir de ahora, cansados

de lanzar piedras contra un cuerpo sin fuerzas,

derrotado, sin resistencia,

a partir de aquí,

quietos, resoplando,

la miramos, brevemente.

El aire se espesa.

El sol, arduo, ilumina su miserable cuerpo,

inmóvil, desnudo, afeado en las magulladuras.

La miramos sofocados, orgullosos y vencedores.

Queda restaurada

la virtud del esposo, del patriarca, del terrateniente.

Y la pécora, mancha de huesos y sangre,

a pedradas, a pedradas,

se ovilla, desgajada y desaparece.



Es la ley. Y con ella a las espaldas, retornamos al orden

del día. A las labores. Y no hay entre

nosotros ningún comentario,

ningún temblor.

Ni una palabra.

Ningún temblor: ¿Queda claro?.

Viktor Gómez Ferrer